Dormidos al tiempo y al amor
un largo camino y sin ilusión
que hay que recorrer
que hay que maldecir.
Hijos del agobio y del dolor
cien fuerzas que inundan
el corazón
te separan de tí.
Quiero sentir algo que me
huela a vida,
que mi sangre corra loca de pasión,
descubrir la música que
hay en la risa,
la luz profunda y el amor.
Despiertos al tiempo y al amor
un largo camino y con ilusión
que hay que recorrer
desde ahora hasta el fin.
Hijos del agobio y del dolor...
Hijos del agobio siempre ha sido mi favorito de esta época, y no sé por qué. El propio título, la hiriente portada, el aplastante comienzo de la canción homónima que abre el disco, todo conduce a la más pura depresión, ¡vade retro! Sin embargo, de entre lamento y lamento brotan por doquier perlas maravillosas llenas de vida. La poesía de Jesús de la Rosa, siempre llena de simbolismo y enigma, era honda y desgarradora, pero no por ello desesperada, y en esta primera canción nos da ya una de cal y una de arena.
En sus orígenes Triana practicó una única, incomparable mezcla de elementos musicales de marcada raíz andaluza con otros provenientes de paraísos progresivos recién descubiertos, como las primeras andanzas de los mismísimos King Crimson, que no les fueron ajenas. No en vano se les llamó “los Pink Floyd andaluces”. Todavía hoy resulta admirable la forma en que mezclaron los ambientes novedosos, “extranjerizantes” y psicodélicos, con la guitarra española, el compás de bulerías, la cadencia andaluza, los melismas propios del cante jondo, las palmas…
Triana se formó como trío a principios de los setenta. Los tres músicos venían más o menos baqueteados de tocar por ahí y buscarse la vida, especialmente el batería y percusionista Tele, aunque en ello no le iban muy a la zaga el guitarrista Eduardo Rodríguez ni el teclista y cantante Jesús de la Rosa. Este último, poeta con mayúsculas, alma absoluta del grupo, fue el señor que me hipnotizó en el año ochenta. Tres años después falleció de la manera más tonta, en la carretera, y con él murió el grupo, por más repescas espurias que hayan visto la luz desde entonces. A modo de anécdota no puedo dejar de señalar que hoy en día subsiste en los escenarios una de esas “repescas” bajo el nombre de Triana, sin ningún miembro original en sus filas. Pero bueno, cualquiera en su sano juicio sabe que eso es como si yo decido salir haciendo el pino en tanga y digo que me llamo por ejemplo Nino Bravo.
CARA A
1. Hijos del agobio
2. Rumor
3. Sentimiento de amor
4. Recuerdos de Triana
1. Hijos del agobio
2. Rumor
3. Sentimiento de amor
4. Recuerdos de Triana
CARA B
5. ¡Ya está bien!
6. Necesito
7. Sr. Troncoso
8. Del crepúsculo lento nacerá el rocío
5. ¡Ya está bien!
6. Necesito
7. Sr. Troncoso
8. Del crepúsculo lento nacerá el rocío
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